"Me vino": el tabú incesante

El pasado 28 de mayo se celebró el Día de la Higiene Menstrual. Esta iniciativa la inició la ONG Wash United, quien todos los años lanzan informes sobre la menstruación, los problemas que genera la falta de educación, entre otras cuestiones. Además, buscan concientizar el impacto que tiene la menstruación no solo en la salud física, sino que también afecta en la salud emocional de las personas.
Y es que cuando hablamos del acceso a una correcta salud e higiene menstrual (SHM), también estamos abarcando aspectos tales como el bienestar, la igualdad de género, la educación y el empoderamiento de la población menstrual. El término “pobreza menstrual” es definido por la falta de acceso a los productos de higiene femenina, aunque también hay otros factores claves que afectan a las personas menstruantes de todo el mundo.
Dichos factores son la correcta implementación de la higiene, el acceso a agua potable, instalaciones sanitarias en condiciones y una correcta educación menstrual en las escuelas. La desinformación en cuanto a la menstruación es consecuencia de la falta de implementación de la Ley de Educación Sexual Integral. Muches niñes no saben a día de hoy cómo funciona su cuerpo, métodos de higiene (más allá de las toallitas femeninas o los tampones) y cómo debería ser un ciclo menstrual “normal”. Ni hablar de los precios, el costo de menstruar cada mes no es accesible para muchas familias.
Son muchos los países en donde les niñes se ausentan de clases durante su ciclo, debido a los malestares y al estigma que hay alrededor de la menstruación y la falta de lugares apropiados para la higiene menstrual. Un ejemplo a seguir es Escocia, la primera nación del mundo en hacer que los productos de higiene para la menstruación no tengan un costo económico para su población. ¿Podremos nosotres seguir también ese camino?
Hace una semana vi un documental producido por Netflix: “Period. End of Sentence”. Este audiovisual de 25 minutos sigue a un grupo de jóvenes en Kathikhera, una aldea de la India, que hace toallas sanitarias en una pequeña fábrica. En esta aldea, como en muchos otros lugares del mundo, la menstruación es un tema tabú. Las mujeres en su periodo son consideradas impuras e incluso tienen prohibido ingresar a lugares religiosos. A menudo también son excluidas de los eventos sociales.
Este pequeño negocio, cuya administración transcurre en dos habitaciones de una casa, ha ayudado a mejorar la higiene femenina en el pueblo. Antes de que empezaran a operar, la mayoría de las mujeres usaban trozos de tela de saris o sábanas viejas cuando les llegaba su período. Ahora el 70% usa toallitas femeninas. Pero son estas mujeres que protagonizan el documental quienes pueden explicarles mejor la situación en la que viven.
Mirá el documental "Period. End of Sentence" en YouTube
A modo de reflexión, es tiempo de hablar de la menstruación y de la gestión menstrual como un derecho, el cual debe ser garantizado por el Estado. ¿Tiene sentido que un hecho natural siga siendo estigmatizado y considerado como un tema tabú? ¿Las escuelas piensan seguir desinformando a les niñes? Esta es una lucha más por la cual movilizarnos, no podemos seguir fomentando la falta de acceso, la estigmatización y la desinformación. Es tiempo de dar un paso más: que la frase “me vino” no tenga una connotación negativa, que no sea un secreto, que no sea un tabú.
Bruja July
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