APELANDO A LA LOCURA.

APELANDO A LA LOCURA.

Por Kevin Dirienso Poter - @kevindpoter

Insalubre. Eso es vivir en la Capital Federal de la Provincia de Buenos Aires. Por razones lógicas, esta ciudad caótica de por sí, es la que recibe absolutamente todos los problemas, reclamos, etc. El embudo que se genera en ese triangulo de las bermudas argentinas entre la Casa Rosada, el Congreso de la Nación y la estación Constitución (tal vez la de mayor flujo de pasajeros del país), transforma en un caos diario el transito.

Yo por mi parte estoy harto. Al momento de escribir esto llevo 3 días a pura caminata. ¿Por qué quiero? No, claramente porque existe en nuestro país una fiel tendencia al “me importa un pepino lo del otro” y sin comerla ni beberla me fumo (además del olor a orín que dejan en la calle) todos los reclamos que yo no puedo resolver. Los responsables de que esa gente necesite visibilizar su reclamo, se pasan el mismo por ese lugarcito que hay entre el ano y el sexo.

Todos los días locx, todos los días hay un corte, la calle es un quilombo y a lxs que ese reclamo debe hacerles ruido, no les genera ni cosquillas. ¿Entonces? De qué sirve “cagarle” la vida al prójimo, al que tiene que llegar al laburo, al que va a retirar a sus hijos del colegio, al que tiene un turno médico y si lo pierde debe esperar 3 años para obtener otro… de que sirve cagarse tanto en el de al lado. Tu corte de calle no sirve de nada, porque no consiguen nada más que generar bronca, caos, impotencia.

Realmente entiendo que hay gente que la pasa mal, pero insisto que cortar las calles más transitadas de la ciudad no es la solución, por el contrario, logran generar un rechazo bárbaro por ese reclamo. No generan empatía no dejando transitar a quienes no somos responsables de sus problemáticas. Acampa en la plaza, corta un carril, no toda la avenida. No le niegues al otro su DERECHO. Porque tu derecho termina donde el mío empieza y vicerversa, ¿Entonces? Queres reclamar, necesitas hacerlo, me parece fantástico pero no cortes el metrobus, deja que los bondis que llevan gente que necesita cumplir un horario o que tiene que llevar a los nenes a la escuela puedan hacerlo. No es tan difícil.

Y reitero un poco lo mismo. No suman adeptos a su reclamo dejando la calle llena de meo, con pilas de tetrabrick y sobres de jugos tang. Al contrario, generan todo lo opuesto. Protesta, grita, levanta la voz y quedate a modo protesta como la famosa carpa blanca durante años en una plaza, que la gente te vea, se acerque, se sume, pero sin romperle la paciencia al otro.

Argentina es un caos constante. Mientras el presidente (que está dando enormes muestras de ser tan inútil como el anterior) dice que la guerra contra la inflación arranca el 18/03. Sí leíste bien, 3 años después de que asumió, la guerra comienza. Ya la palabra guerra es para despedir inmediatamente a su agente de prensa, pero ignorando eso, este tipo se supera día a día. Mientras Alberto rememora a De la Rúa y sus declaraciones, ella, el, vos, yo, ellos, él no podemos, no pueden, transitar con normalidad. Caer en ese triangulo del caos mencionado es tener que tomar un rivotril para no matar a nadie. La gente está alterada, la plata no alcanza y encima ahora tenemos que bancar que la calle que es de todos, pero de nadie, sea de algunos que hacen y logran hacer lo que se les antoja.

Vivimos en una sociedad completamente contaminada. Hago énfasis en la Ciudad de Buenos Aires, porque en el Interior es otra la historia. Mi derecho termina donde arranca el tuyo. El tuyo donde arranca el mío, es hora de empezar a entenderlo. Cansa, agobia y enferma esta realidad que no es solo una cuestión de dinero.