EL LIBRO QUE ME ENSEÑÓ A LEER.

EL LIBRO QUE ME ENSEÑÓ A LEER.

Por Kevin Dirienso Poter - @kevindpoter

Le tenía rechazo a los libros. Les juro que no eran para nada de mi agrado, prefería mil veces mirar la tele, jugar a algo o estar horas pateando la pelota antes que sentarme donde fuera a leer. Siempre que lo hacía lo hacía por obligación y nunca jamás por elección. Hoy de grande, considerándome un lector regular, puedo asegurar que leer es de las actividades que más disfruto. Entendí que muchas personas sienten rechazo por los libros y que eso no es más que una mala experiencia heredada.

Entendiendo perfectamente los tiempos que corren, trato de que mi hija más grande lea, que se vaya enamorando de la lectura sin caer en la obligación por sobre el placer. Porque si hay algo que la lectura no puede ser, es selectiva y menos obligada. Los libros están ahí y siempre estarán listos y dispuestos. Existen momentos y tipos de libros. Los hay para todos los gustos y de cada temática.

Insisto con que la lectura es una actividad de goce... como el sexo... como comer o viajar. Abrir un libro y zambullirte en él, es entrar en una especie de cápsula para olvidarte del mundo tangible por al menos un rato. Navegar, y naufragar también, por las páginas de estos tesoros de la humanidad, requiere simplemente de ganas. Y acá esta la x de esta cuestión. De chicos nos enseñan a leer pero nos acostumbran a libros pasados de moda, que nada tienen que ver con nosotros y que nos llevan a pensar que leer es feo. Nos dicen que tenemos que leer y a qué velocidad. Nos imponen por obligación textos que muy probablemente están lejos de interesarnos y eso nos aleja, nos genera un prejuicio con esta hermosa actividad. Siempre hay un libro salvador. Al igual que como hay un roto para un descocido, hay un libro para cualquiera de nosotros allá afuera. Y hoy vengo a contar un poco mi experiencia.

Yo no leía nada de nada. No me gustaba y no lo elegía, hasta que un día llegó una profesora suplente para la materia Lengua y Literatura, y todo cambió. Yo cursaba el 2do. Año del secundario, cuando esta profesora cuyo nombre realmente no lo recuerdo, dijo en su presentación, “levante la mano a quien le gusta leer”. Éramos 25 alumnos y de los 25 solo 5 levantaron la mano, un promedio bajísimo y que decepcionaría a cualquier profe de Lengua y Literatura. Pero esta profesora, lejos de actuar negativamente, se rió y dijo “eso es porque los han mal acostumbrado” y automáticamente hablando con seguridad ante todo el salón, paso un papel para que coloquemos nuestros nombres y al lado pongamos dos cosas que nos gusten mucho y que disfrutemos hacer. El resto se los cuento a continuación.

La clase termino ahí, pero dos días después, la profesora entró al salón con una propuesta sorprendente. “Vamos a cambiar la manera de evaluar. No voy a tomar pruebas, pero van a tener, en el tiempo que esté a cargo de la materia, dos trabajos prácticos relacionados con los siguientes textos” Y ese papel mencionado la clase pasada, volvió a mi pero esta vez, con dos libros para leer. Lo más loco de todo es que muy pocos libros se repetían entre los 25 que éramos en el aula. Una de mis actividades puestas en el papel fue fútbol y así la profesora me devolvió la pelota con “El Equipo de los Sueños” una novela infanto-juvenil de Sergio Olguín que relata la historia de un grupo de amigos, un amor adolecente, una pelota y el fútbol como motor de unión.

Cuando vi el papel dije “uyyy la pu…” pero bastaron solo dos capítulos para darme cuenta que leer estaba bueno, me calmaba, me entretenía, me inspiraba. Este fue el libro que encendió la mecha de mi pasión por la lectura. Gracias a él comprendí que había un mundo fuera del Martin Fierro, fuera de Miguel de Unamuno, Quiroga, etc. Lejos de todo eso que te imponen y que muy probablemente te aburre. Encontré en “El Equipo de los Sueños” la puerta de entrada a un mundo que creía castrador, pero que me resultó completamente embriagador. Leer te da alas, abre jaulas y ejercita tu mente a niveles tremendos. Cada vez que me acuerdo de aquel momento, vuelvo a este libro que hoy forma parte de la biblioteca de mi hija, para afirmar que todos seríamos lectores, si nos educarán para tal fin.

La educación es muy importante, pero más importante es aggionar ciertas conductas heredadas que son prehistóricas y que lejos de acercar a alguien a los buenos hábitos los aleja por hacerlos aburridos. ¿A quién le importa si el caballo de San Martín era blanco, celeste o púrpura? A eso voy. En fin, es este el libro que me hizo amar la lectura y luego de “El Equipo de los Sueños” fueron llegando más y más, porque cuando comprendes que leer, como la vida misma, es una cuestión de gustos, las cosas cambian y el panorama pinta distinto.

Fomento la lectura, porque muy a pesar de que la gente ya no lee como antes, no deja de ser una buena manera de poner (en tiempos de velocidad infinita) pausa para disfrutar una especie de meditación lúdica que sin dudas expande nuestro ser y regocija el alma. Leer es hermoso, pero leer sobre lo que nos gusta, apasiona, atrae, interesa, etc… lo es más aún.

Y vos, ¿Te acordas cuál fue el libro que despertó la lectura en vos? Podes comentármelo acá o en mi Instagram @kevindpoter… te leo.